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¿Has oído hablar de las líneas de Nazca?

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    Si conoces el nombre, seguro que habrás visto alguna ocasión. Son los geoglifos más famosos del mundo, un conjunto de dibujos de enormes dimensiones realizados en el suelo por los antiguos habitantes de Perú. Hay formas variopintas, desde simples dibujos geométricos, pasando por animales, hasta extrañas figuras antropomorfas. Son impresionantes y se han elaborado todo tipo de teorías sobre su creación.

    Cuando se observan las figuras y líneas de Nazca desde el suelo, es difícil distinguir lo que representan. Solo se ven una serie de surcos que se entrelazan y discurren paralelos entre sí. Para apreciar los dibujos en su totalidad, hay que verlos desde el aire, desde un punto elevado. Hay que tomar distancia.

    Precisamente eso es lo que hice en mi vida el año pasado. Tomé distancia para encontrar el significado. Mirar desde otra perspectiva. Si has leído mi historia, sabrás que llevaba años con disgusto en mi trabajo. Sabía que tenía que cambiar algo, pero no conseguía pensar con claridad. Tenía ideas, pero no acababa de encajarlas. No podía ver el dibujo en su totalidad. Por eso, después de planificarlo cuidadosamente, solicité una excedencia voluntaria en mi trabajo.

    Sin embargo, no fue una decisión fácil. Tuve dudas y temores. Pero, al final, ese año di el paso y hice lo correcto. Puede que tú te estés planteando pedir una excedencia y que te surjan dudas y miedos similares a los que rondaron por mi cabeza en su momento. Por eso, en esta ocasión, quiero animarte a echarle un vistazo a este post en el que te contaré mi opinión y experiencia personal. Espero que te ayude a tomar una decisión.

    Nota: Este artículo expresa únicamente mi opinión personal. No deberías tomar lo que digo como asesoría laboral. Si estás pensando en tomar una decisión relativa a la solicitud de una excedencia, te recomiendo pedir consejo a un profesional independiente.

    Contenidos

    • Qué es una excedencia voluntaria
    • Otros tipos de excedencias
    • Cuándo pedir una excedencia
    • ¿Te puede negar la empresa una excedencia voluntaria?
    • ¿Se puede cobrar el paro estando en una excedencia?
    • Por qué deberías pedir una excedencia voluntaria

    Qué es una excedencia voluntaria

    Una excedencia voluntaria es un derecho, recogido en el Estatuto de los Trabajadores, que permite al trabajador de una empresa suspender temporalmente su relación laboral por iniciativa propia y justificar los motivos. Debes tener en cuenta que, al estar en excedencia, cesas en tu relación con la empresa. No vas a recibir sueldo ni cotizarás a la seguridad social. En efecto, es como si hubieses dimitido. Sin embargo, si mantienes la puerta abierta para volver. Ahora bien, a diferencia de lo que se suele pensar, si solicitas una excedencia voluntaria no tienes derecho a regresar a tu puesto una vez termine el periodo que solicitaste. Se te otorga una excedencia voluntaria simplemente como un derecho preferente de reingreso a un puesto similar o de la misma categoría. Es decir, la empresa no está obligada a ofrecerte la vacante similar a la que dejaste, pero sí está obligada a ofrecértela en lugar de a otra persona.

    Otros tipos de excedencias

    Además de la excedencia laboral voluntaria, existen otros tipos de excedencias a los que un trabajador puede acogerse en función de su situación personal:

    • Excedencia por cuidado de hijos: se puede solicitar para atender a un hijo o hija por nacimiento, adopción o acogida de hasta un máximo de 3 años. También se puede solicitar más tarde, cuando el menor cumpla los 3 años, pero en este caso la duración será inferior. A diferencia de la excedencia voluntaria, se reserva el puesto durante un año y se tiene derecho a reincorporarse a un puesto equivalente en segundo lugar.

    • Excedencia por cuidado de familiares: similar a la excedencia por cuidado de hijos, pero en este caso se solicita para atender a un familiar que sea hijo/a de hasta 3 años. La duración, sin embargo, es inferior a 2 años.

    • Excedencia forzosa: se aplica en casos en los que se produce "la designación o elección del trabajador para un cargo público que imposibilite la asistencia al trabajo".

    • Excedencia pactada: el empresario y el trabajador firman un acuerdo para estipular las condiciones de la excedencia.

    • Excedencia para funcionarios: las excedencias que se pueden solicitar por parte de los empleados de la administración pública tienen particularidades que se rigen por el Estatuto de los Trabajadores y el Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP). Por tanto, ten en cuenta que, si eres funcionario, lo que cuento en este post no es aplicable a tu situación.

    Cuándo pedir una excedencia

    Te preguntarás si tienes que tener un contrato fijo para pedir una excedencia voluntaria. Pues bien, según la ley, debes tener una antigüedad en la empresa de, al menos, 1 año. Con esa antigüedad, la excedencia que puedes pedir debe tener una duración mínima de 4 meses y máxima de 5 años. Además, ten en cuenta que, si disfrutas de una excedencia voluntaria, debes pasar otros 4 años desde su finalización para poder solicitar otra excedencia. Por tanto, la duración de la excedencia voluntaria es una decisión que no se debe tomar a la ligera. Si pretendes tomarte un tiempo para probar otras opciones en la vida, date suficiente tiempo, ya que, de lo contrario, no podrás volver a disfrutar de ese derecho hasta pasados esos 4 años. Del mismo modo, si solicitas una excedencia voluntaria con un plazo amplio y luego te das cuenta de que no quieres estar tanto tiempo fuera de la empresa, podrías solicitar a la empresa la reincorporación antes de que termine el período que habías solicitado de suspensión de la relación laboral. Para solicitar una excedencia voluntaria a la empresa, debes redactar una carta en la que indiques las fechas exactas de inicio y finalización de la misma.

    ¿Te puede negar la empresa una excedencia voluntaria?

    La excedencia voluntaria es un derecho del trabajador. Por eso, si cumples los requisitos necesarios para solicitarla, la empresa no te la puede negar. Ahora bien, en caso de que eso ocurriese, mantén la calma y no tomes la justicia por tu mano dejando de trabajar o que la empresa te despida o falte a tu puesto de trabajo. En caso de que te denieguen la solicitud, puedes interponer una demanda. Asesórate con un abogado, pero, al tratarse de un derecho que te impide disfrutar, seguro que el juez te dará la razón y acabarás ganando dicha demanda.

    ¿Se puede cobrar el paro estando en una excedencia?

    Esta es una de las primeras preguntas que te planteas al solicitar una excedencia voluntaria. La respuesta rápida es NO. No tienes derecho a paro ya que has cesado en tu relación laboral de forma voluntaria. Ahora bien, si al finalizar la excedencia solicitas la reincorporación a la empresa y te la deniegan, podrás cobrar el paro en ese momento. Por otro lado, si empezases la excedencia estando en la empresa y, por causas ajenas a tu voluntad, en ese tiempo perdieses el trabajo, podrías solicitar el paro siempre y cuando cumplas los requisitos de cotización necesarios. Ahora bien, ten en cuenta que, como máximo, podrás cobrar el paro hasta que termine la excedencia. Si no tienes trabajo al finalizar la excedencia y tienes suficientes meses cotizados, podrás seguir cobrando el paro. No obstante, si vas a una empresa y prevés que tu contrato finalizará cuando acabe el período de excedencia, te aconsejo que te asesores con especialistas en materia laboral para que te calculen la prestación por desempleo en esas situaciones.

    Por qué deberías pedir una excedencia voluntaria

    Hay personas que se sienten a gusto con la vida que han construido. Les gusta su rutina llena de obligaciones y no necesitan nada más para sentirse especiales. Sin embargo, hay otro grupo de gente que nota que algo no marcha bien, que tienen inquietudes y ganas de explorar, pero algo les impide hacerlo. Yo pertenecía a este segundo grupo.

    Puedes pedir una excedencia si lo deseas, para cambiar de profesión, para darle tiempo a una empresa, para iniciar un proyecto personal, para estudiar o formarte en alguna materia, para prepararte oposiciones, para viajar por el mundo, hacer voluntariado, pasar tiempo con la familia, tomarte un descanso o conocerte a ti mismo/a. En mi caso, fue eso último. Necesitaba pedir una excedencia para poder explorar otras opciones en mi vida.

    No es obligatorio pedir una excedencia, al contrario, ojalá no la necesites. Eso querrá decir que estás a gusto con tu vida cotidiana y no necesitas salir de tu zona de confort para probar otras alternativas.

    El vértigo de lo desconocido

    No te engañes, solicitar una excedencia no es una decisión sencilla. Quien diga lo contrario, no está contando la verdad. En mi caso, pasaron años desde que empecé a sopesar la idea hasta que decidí dar el paso. El motivo principal era el miedo. Todos esos miedos que frenan a la hora de solicitar una excedencia.

    Cuando vivimos en una sociedad en la que la idea de éxito consiste en estudiar duro y tener un trabajo estable para toda la vida, la idea de romper ese patrón puede parecer una insensatez. Yo estaba establecido en un sector que había estudiado. ¿Cómo iba a dejarlo todo de lado? ¿Y si salía mal? ¿Y si quería volver y no me volvían a contratar? Eran ideas que rondaban por mi cabeza y que me paralizaban.

    Sin embargo, tenía una cosa clara: el vacío que sentía necesitaba ser llenado y esta era la oportunidad de poder intentarlo. Muchos somos pesimistas por naturaleza y tendemos a pensar en lo negativo. Pero una idea se abrió paso en mi mente: ¿y si sale bien? Entonces los miedos dejaban de tener sentido. Si salía bien, mi vida podría cambiar para mejor. Además, ¿qué podía pasar? Seguramente, podría volver a mi trabajo. En caso contrario, la excedencia me dejaba la vía abierta para hacerlo. Y si me readmitían antes de que venciese el plazo, podría cobrar el paro y encontrar otro empleo. Tampoco estaría mal, ¿no?

    Otros miedos que suelen presentarse cuando decides abandonar tu trabajo y dejar de percibir una nómina mes a mes. Más adelante comentaré en detalle este asunto, pero básicamente quédate con esta idea: puedes permitirte una excedencia si tienes dinero ahorrado o alguna otra fuente de ingresos que te cubra las necesidades durante ese tiempo. Me gustaría darte mejores noticias, pero no las tengo. No tengas miedo a no tener una nómina durante un tiempo. Por eso, preocúpate de ahorrar dinero suficiente para que, si tienes que dejar tu trabajo, ya sea de forma voluntaria o no, tu nivel de vida no se vea afectado durante la duración de esa situación.

    Por último, el miedo a lo que dirán los demás. Como he comentado, renunciar a un empleo, de forma temporal, es algo que he aprendido a hacer desde pequeño. Es lo contrario a lo que nos venden en las noticias de la tele, donde continuamente vemos alarmantes cifras de paro, bajos salarios y lo difícil que es encontrar trabajo hoy en día. Por eso, no todo el mundo te va a entender si tú, que tienes un puesto fijo y un sueldo por encima de la media, quieres dejarlo todo para dedicarte a "otras cosas". Si es una excedencia por cuidado de hijos o de familiares, puede que no haya demasiada objeción. Pero si te vas un año dando la vuelta al mundo o reinventándote, eso es algo que no todo el mundo querrá o se atreverá a hacer. Pero las personas que te quieren, te comprendan o no del todo, seguramente acabarán apoyándote. Incluso las que te echen en cara que ellos no se atreverían. A veces, son personas que querrían hacerlo pero no se atreven. Pero si hay personas que te quieren y te comprenden en todo, seguro que te apoyarán. Especialmente si les explicas tus motivos y has preparado todo para ello.